Manos

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martes, 25 de junio de 2013

Selma Lagerlöf, el petirrojo de Suecia.


 
Selma Lagerlöf 1909


¿Conocen el cuento de la creación petirrojo? Cuenta que Dios cuando estaba creando al mundo tuvo mucha paciencia para crear a los animales. Cada uno de ellos tenía características y dones que los destacaban. Incluso Dios tuvo que castigar a la abeja por atacar a los seres humanos para que no tomaran la miel que había producido, también hizo que las orejas del burro fuesen grandes para que pudiese escuchar su nombre. Ya que el pobre Dios estaba cansado de repetirle varias veces su nombre. Estuvo creando y creando durante todo el día hasta que al final decidió crear a un pajarito gris y decretó que aquella ave se iba a llamar petirrojo. El ave fue feliz mientras paseaba por el paraíso, agotado después de mucho tiempo por andar volando sin un rumbo específico decidió irse a contemplarse a sí mismo y se dio con la sorpresa que era gris. Eso le entristeció completamente... ¿Por qué le llamaban petirrojo si no tenía ni un rastro de color en su plumaje? No le veía el sentido a su nombre. Por lo que con mucho temor se fue volando al trono donde Dios estaba sentado, cada vez se acercaba más y más... y más hasta que se posó en su mano. Dios viendo que le quería decir algo le concedió el habla, dispuesto a escucharlo. El petirrojo le confesó sus dudas... ¿Por qué se llamaba así si era completamente gris? Ansioso esperó la respuesta del Señor y por consiguiente esperaba que tal vez a Dios se le hubiera olvidado de ponerle sus plumitas rojas. Contra toda expectativa Dios no le dio la respuesta que esperaba, el Señor le respondió que por algo le había puesto ese nombre, que petirrojo era y petirrojo lo sería siempre. Y lo más importante nuestro Señor le encomendó que tenía que ganarse las plumas rojas en su pecho. El petirrojo todo confundido y triste se preguntaba cómo podía cumplir esa misión que Dios le había dado, siendo un especie tan pequeña y débil. Intentó mil maneras de hacerlo y no lo logró.





Petirrojo


Pasaron miles de años y el petirrojo aún era gris, la descendencia de esta especie había intentado arduamente ganarse sus plumitas rojas, pero no lo consiguieron. Un petirrojo en una colina cercana a los muros de Jerusalén contaba la historia a sus retoños. Les decía los intentos que habían hecho sus antepasados durante ese tiempo. Hubo un momento que pensaron que tenían que amar demasiado para ganarse las plumas, no sucedió nada. Otra cosa que pensaron fue que tenían que cantar con toda su alma, tampoco funcionó. Confiaron en su valentía, uno de los petirrojos había luchado contra otros pájaros honorablemente y nada había sucedido. El petirrojo tristemente les decía que ya no se le ocurría que hacer. Seguía lamentándose, hasta que el sonido de los caballos interrumpió su monólogo. Dándose cuenta que los soldados romanos pasaban en conjunto montando sus briosos corceles y llevando tres esclavos cargando una cruz. El pajarito asustado por los caballos, buscó inmediatamente proteger con sus alitas a sus crías, a la vez que les ahorraba la horrible visión de esos pobres hombres. Se escuchaba los gritos y sollozos de la multitud, el pajarito vio con horror como crucificaban a cada uno. Se indignaba de la crueldad de los humanos, eso era demasiado. La indignación se intensificó en su pecho cuando vio que a uno de ellos le ponían una corona de espinas. Quería hacer algo por ese pobre hombre, no concebía como alguien con una mirada tan dulce y siendo tan bello pudiese hacer alguna maldad. Veía salir la sangre de su frente y súbitamente decidió ser un águila para quitarles los clavos de sus manos y con sus garras ahuyentar a los verdugos. Ya que su realidad era otra se sentía impotente, al ver que el pobre hombre sufría mucho decidió en un arrebato de valentía ayudar y mitigar un poco su dolor aunque fuese pequeño y débil. Abandonó su nido y decidido voló hacia la cruz donde se encontraba aquel hombre, que le había conmovido. Con su piquito sacó una espina de la frente de aquel ser, manchándose de sangre su pecho. El crucificado abrió sus labios y susurró por lo bajo al pajarito: ¨En premio a tu piedad, se cumplirá todo lo que tu estirpe viene anhelando desde el día de la creación ¨  Cuando el petirrojo regresó a su nido pensó que con un baño en el arroyo se le quitaría la sangre y por más que intentó sacarse aquella mancha de mil formas posibles no pudo hacerlo. Ahora su pecho era completamente rojo y cuando vio a sus crías crecer, ellas a cierta edad adquirieron ese pecho rojo. Desde aquel día el petirrojo y su descendencia lograron ganarse las plumitas rojas que tanto querían desde los primeros días del paraíso.




Hermoso cuento, ¿no? El corazón del petirrojo sin duda fue bondadoso... no le importaba los peligros que pudiese enfrentar, él estuvo dispuesto a enfrentarse por lo que él consideraba justo. Adivinen quién es el autor de este maravilloso cuento. Selma Largerlof. Exactamente ella es quien creó esta historia emblemática hasta la actualidad. Hoy la entrada se la dedico a ella.


Selma Lagerlöf 1881
 
La primera vez que supe de la existencia de esta escritora fue cuando tenía siete años. Lo confieso a esa edad me encantaba pasar mi tiempo de ocio navegando por la conocida enciclopedia digital Encarta, culturizándome con los diversos temas que su biblioteca albergaba. En ese tiempo que leí la historia de esta mujer e inmediatamente la admiré. Ella es un modelo a seguir y curiosamente también revolucionó en su época. No por nada el gobierno sueco la tiene impresa en sus billetes de veinte coronas a partir de 1991.

Mi admiración con esta mujer no tiene nada que ver con que haya sido la primera mujer en ganar el reconocidísimo Premio Nobel de Literatura. Si bien eso es algo admirable, mi razón de ser un icono para mí va orientada con su vida. 


Selma nació en Märbacka, Suecia en 1858. En este singular pueblito granjero es donde decidió a los 7 años de edad ser escritora, había quedado profundamente marcada por el libro ¨Oceola¨ de Mayne Reid. Ella posiblemente sufrió displasia infantil de la cadera y sin duda este problema  influyó mucho a adentrarse al mundo de la lectura. Leyó desde la Biblia, H.C. Andersen, los hermanos Grimm, Walter Scott hasta Goethe. A los 12 años escribió un poema largo sobre Märbacka y así empezó su destino para ser escritora.


Debido a los problemas económicos que pasaba su familia, ya que la granja con el paso de los años la administración del lugar se fue degradando, Selma tuvo que verse forzada a entender que necesitaba aprender una profesión para poder ayudarse así misma y a su familia. Su razón se volvió más arraigada cuando su padre se volvió alcohólico y murió a los pocos años. Johan su querido hermano mayor se hizo cargo de la granja, pero tuvo mala suerte en poder sacarla adelante. Selma no tenía como poder financiarse los estudios por lo que Johan al no tener dinero para darle, buscó una manera de sacarle un préstamo para pagarle a su hermana sus estudios. Selma estuvo tan agradecida con él toda su vida que ayudó a su hermano económicamente hasta su muerte, incluso cuando él necesitaba un pasaje para probar fortuna a EE.UU con parte de su primer sueldo como maestra le pagó el pasaje de ida.

En Ladskrona, Selma como maestra era popular. Sus clases eran muy agradables de escuchar. Durante esa época escribió artículos para los periódicos e iglesias locales. Hasta que llegó el día más esperado por ella en 1986 recibió una carta de Sophie Adlersparre, principal figura feminista del movimiento sueco. Sus compañeras de la universidad, le habían mandado sus sonetos a la una revista femenina, famosa por aquella época y es así como la baronesa supo de su existencia. Todo marchó a favor de ella, la baronesa no solo fue su amiga, sino también su influencia literaria. Prácticamente le animó a que escribiera en prosa.


Cuando recibió la triste noticia de que su granja sería subastada fue un golpe duro para ella, ya que conservaba los recuerdos de su infancia en ese lugar, se prometió volver a recuperar sus tierras, más adelante que tuviese dinero. Un periódico de su época hizo un concurso de novelas otorgándole al ganador 500 coronas. Era un hecho que Selma iba a ganar  el concurso y ciertamente se cumplió. Envío cinco capítulos de su obra ¨ La saga de Gösta Berling ¨. La baronesa enterada de la noticia le consiguió una beca para que se tomara un tiempo libre de la escuela, dónde trabajaba y terminase de escribir el libro.


Cuando se publicó el libro no tuvo el recibimiento esperado por lo que creyó por un momento que se acabaría su carrera literaria. Un par de amigas danesas, una de ellas que había traducido su obra al danés, la animaron a que mandase su obra al famoso crítico literario de esa época George Brandes, de origen danés. A los días publicó una brillante reseña en el periódico e inmediatamente catapultó a Selma a la fama, a ser reconocida por su obra. A partir de ese momento Selma dejó su vida en Ladskrona y se mudó a Falun.


En este momento podría hablar de las distintas obras que empezaría a publicar, pero no quiero extenderme en ese punto. Quisiera destacar algo y es su amistad con Sophie Elkan, destacada escritora sueca, con quien mantuvo su amistad hasta la muerte de ella. Viviendo en distintas ciudades, ambas mantuvieron una correspondencia de cartas en un periodo de 28 años, increíble, ¿no? Y más aún cuando Sophie le envío 1219 cartas y Selma 2015. Años más tarde, esa valiosa colección de escritos entre ambas fueron abiertas para el público y en ellas se puede leer la maravillosa amistad que mantuvieron en esa época.


Selma Lagerlöf y Sophie Elkan


Tan famosa se volvió la escritora sueca que llamó la atención el rey Oscar II, de Suecia y Noruega; y la Academia Sueca. Ambos decidieron resolver sus problemas financieros para que pudiese dedicarse exclusivamente a escribir. El éxito continúo a lado de ella y pudo cumplir su promesa de recuperar su granja para su madre. Algo que dice mucho sobre su persona, demuestra lo filial que es como hija.

Cuando recibió el premio Nobel esta fueron las palabras del presidente de la prestigiosa academia de esa época:

¨La grandeza de su arte consiste precisamente en su habilidad para utilizar tanto su corazón como su genio para lograr el peculiar y original carácter y las actitudes de sus personajes, en los cuales todos nosotros nos reconocemos¨

Concuerdo totalmente con sus palabras. Selma tiene esa particularidad que atrae al lector a seguir leyendo sus escritos, ya sean novelas, relatos o cuentos. Posee ese don de utilizar su corazón y su ingenio para conmover a las personas y seguir escribiendo tan bellamente. Lo sé porque he leído alguna de sus fantásticas obras. No sólo lo digo yo, también lo dicen diversos escritores de talla mundial. Quizás no sepan, pero su libro más famoso y emblemático hasta la actualidad es "El maravilloso viaje de Nils Holgersson¨. Tanto famoso fue el libro que marcó la vida de personajes famosos en el ámbito cultural tales como el japonés Kenzaburō Ō, premio Nobel de literatura y Karl Poper, filósofo.





Fue nombrada miembro de la Academia Sueca, algo inédito al resaltar porque la institución abría sus puertas para una mujer por primera vez en doscientos años de creación. Selma con su nueva posición fue una feminista que se dedicó a velar por los derechos de la mujer en su época.

Lo más destacable de esta escritora que admiro mucho es que ayudó, en sus últimos años de vida, a ayudar a escritores y pensadores a salir del país durante la época nazi. Algo que siempre he admirado de ella es la lucha por sus ideales, tanto así... que ella subastó la medalla de oro que obtuvo cuando recibió el Premio Nobel de Literatura. Lo hizo con el único objetivo de destinar fondos para la resistencia finesa. He ahí la razón de mi título de esta entrada, Selma es para mí simbólicamente es un petirrojo. Alguien admirable y digno de ser seguido por su calidad humana como persona, también lo es como escritora; pero para mí vale más lo primero. Sin duda alguna si yo hubiese nacido en esa época sería un placer haberla conocido.

4 comentarios:

  1. *u* Me encantó, yo siempre, bueno no siempre pero muy a menudo veo petirrojos xD.. y son hermosos (: suena interesante la historia así cómo su vida de ella

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    1. Me alegra que te haya gustado. Interesante que muy a menudo ves petirrojos no lo sabía. Ahora ya sabes el cuento famoso sobre esta bella especie. Gracias por comentar <3

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  2. Hola Fatimita, precioso cuento, y muy interesante la historia de Selma.
    FELICITACIONES Y SIGUE ADELANTE CON LO TUYO

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  3. Maravillosa mujer, un ejemplo a seguir,y un cuento q me encanta

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